sábado, 11 de junho de 2016

Así es el aspirante al trono de Brasil, Bertrand de Orleans y Braganza - El Mundo - Espanha

Bertrand de Orleans y Braganza vive de las subvenciones de su país. EFE

Católico y conservador, las revueltas contra Dilma Rousseff alimentan las esperanzas de este príncipe carioca, que cuenta a LOC su día a día

JOAN ROYORÍO DE JANEIRO
GERMÁN ARANDARÍO DE JANEIRO

22/05/2016 06:21

La vida de lujo y buenas apariencias que rodea a las monarquías no coincide con la de dos hermanos herederos, solteros a sus 75 y 77 años respectivamente, compartiendo una sencilla y nada ostentosa casa de alquiler. También es verdad que los príncipes Luiz Gastão de Orleans y Bertrand de Orleans son príncipes de una monarquía extinta en 1889, cuando su tatarabuelo, el emperador Pedro II de Portugal, fue depuesto por un golpe de Estado contra el que ni siquiera se dio la molestia de luchar o protestar. Ahora que Brasil vive un momento de turbulencias políticas, con la presidenta Dilma Rousseff destituida provisionalmente por Michel Temer en un proceso de impeachment, Bertrand, segundo en la línea sucesoria si volviese el reinado de la familia, habla con LOC y asegura que "la monarquía volverá algún día a Brasil". Licenciado en Derecho y profundamente católico -"la fe ilumina nuestra vida", dice- Bertrand tiene "una vida ordenada" y su día a día en el barrio noble de Higienópolis, en Sao Paulo, pasa por levantarse a las 6 de la mañana, realizar sus oraciones, "revisar la correspondencia" y llevar a cabo una agenda de conferencias, contactos y visitas generalmente relacionadas con la antigua monarquía o con otras familias monárquicas europeas.

"Tenemos parentesco con todas las casas reales. Con la española también: mi padre era primo hermano de la esposa del conde de Barcelona (María de las Mercedes). Mi hermano Luiz estuvo en la boda del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía", recuerda Bertrand, que dice no haberse casado porque es "muy idealista" y porque prefirió dedicar su vida "a la defensa del pueblo brasileño". "Casarse es bueno, pero no casarse es mejor", frivoliza. En la misma línea, su hermano mayor Luiz, primero en la línea de sucesión, aseguró en una entrevista a medios locales que "casarse con alguien que no haya sido educado en el mismo ambiente puede ser perjudicial para el pueblo brasileño" y no haberla encontrado sería el motivo por el que estos dos solterones de más de 70 años sigan viviendo juntos. Su patrimonio perdidoLos hermanos de Orleans no sólo sienten cierta nostalgia de la vida palaciega que tuvieron sus antecesores, sino que todavía confían en retomarla algún día y defienden su legitimidad y las pertenencias confiscadas por la República a su familia. "El Museo Imperial de Petrópolis (donde vivió el emperador Pedro) fue confiscado por la República y creo que es una injusticia. Debería pertenecer a mi familia.

La proclamación de la República en sí fue una injusticia, entre los tres partidos que había el único republicano tenía un apoyo muy pequeño, fue perpetrado un golpe de Estado que no se correspondía con el sentimiento de estado brasileño", evoca Bertrand. Para Bertrand, la monarquía sería la solución, "porque con la república empezó el caos". "La monarquía está en el alma del brasileño y por eso llaman a Pelé, el rey del fútbol. En las manifestaciones últimas aparecieron espontáneamente banderas monárquicas que fueron bien recibidas. Creo que los medios de comunicación se tendrían que abrir más con la monarquía, deberían tratarnos mejor". Se refiere Bertrand a las manifestaciones a favor del impeachment de Dilma Rousseff, dominados por una masa de ciudadanos que clamaban contra la corrupción y desconfían de la izquierda del Partido de los Trabajadores pero entre los cuales también había otras minorías nostálgicas que pedían el regreso de los militares al poder, como sucedió con el golpe del 64.

El Museo Imperial de Petrópolis es el palacio, donde vivían sus antepasados


Como era de esperar, el fin de la era Rousseff no abrió el camino ni a los militares ni al vetusto Imperio y sí a un Gobierno del hasta entonces vicepresidente Míchel Temer, que estará al frente del país durante un máximo de 180 días, antes de los cuales debe celebrarse la sesión definitiva en el Senado que podría alejar definitivamente a Dilma Rousseff si vuelve a votar la versión de que el Gobierno cometió crimen al maquillar las cuentas públicas de 2015. Para Bertrand, que fue compañero de facultad de Temer, el nuevo Gobierno le deja "aliviado". "Es un hombre capaz e inteligente, espero que sepa interpretar ese sentimiento del pueblo brasileño, que es un pueblo conservador, y respetar el derecho a la vida, a la propiedad y a la familia", abunda.Conservadurismo extremoEl príncipe expresa rabia hacia los gobiernos de Lula y Dilma y su "proyecto de país comunista" y asegura que el programa de renta básica que ayudó a sacar a más de 30 millones de brasileños de la miseria desde 2003 y a que Brasil saliera del Mapa Mundial del Hambre "es un crimen". "Las personas pasan a depender del Estado.

Vician a las personas y ya no quieren trabajar porque tienen la Bolsa Familia", dice él, precisamente, que vive de las donaciones de otras monarquías. El conservadurismo extremo de Bertrand en pleno siglo XXI resulta contradictorio con lo progresista que era su tatarabuelo, el emperador Pedro II, en el XIX, que se ganó la oposición de grandes propietarios y latifundistas cuando decidió abolir la esclavitud poco antes de sufrir el golpe de Estado y era respetado y admirado por intelectuales, científicos y artistas como Charles Darwin, Víctor Hugo, Richard Wagner y Friedrich Nietzsche. Bertrand defiende su posicionamiento político, a diferencia de lo que ocurre en las Casas Reales de Europa, asegurando que "la función del monarca es encarnar la virtud de su pueblo pero también defender sus derechos. Imagine que hubiera una amenaza nazi en Brasil, el monarca tiene la obligación de defender a su pueblo y entre nazismo y comunismo no hay ninguna diferencia", asegura.

Sus controvertidas opiniones políticas no se quedan en su Brasil natal, sino que viajan hasta Europa para criticar al Papa. "Es el jefe de la iglesia, pero algunas cosas me dejan perplejo como su insistencia con los refugiados de Europa, que es una verdadera invasión. Europa está amenazada por todos esos musulmanes que están llegando y mis parientes europeos están preocupados por ello", dice en referencia a las monarquías europeas. Bertrand, que cree que "España ama a su Rey" y que "los países con mayor defensa de los derechos humanos hoy en día tienen una monarquía" mira al futuro con la esperanza de que se parezca un poco al pasado: "Sólo Dios lo sabe, pero yo tengo certeza de que volverá. No sé si mañana o pasado mañana, pero volverá".

LINK ORIGINAL: EL PAÍS - http://goo.gl/Me4r3b

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