sexta-feira, 12 de agosto de 2016

Montenegro 'legalizó' antes a su príncipe


Hace ya un lustro, el 12 de julio de 2011, en la víspera de su Fiesta Nacional, la pequeña ex república yugoslava de Montenegro celebraba una sesión histórica en el Parlamento nacional, en la que se rehabilitaba a su dinastía: los Petrovic-Njegosch, que reinó en el país desde finales del siglo XIX hasta la ocupación italiana durante la Segunda Guerra Mundial.

Los parlamentarios aprobaron una ley sin precedentes en el Viejo Continente por la cual se reconoce un estatus oficial al actual jefe de la Casa Real, el príncipe Nicolás, que había vivido hasta ese año en Francia, así como a sus descendientes. Mucho se ha especulado con la posibilidad de convertir Montenegro en un reino de nuevo o, al menos, en un principado. Al tratarse de un país de tan reciente creación y con una muy corta historia como Estado independiente, son justamente muchos de los símbolos de su monarquía los que más se han extendido como aglutinante social, empezando por su escudo y su bandera.

Pero, por lo pronto, la Casa del Príncipe cuenta con financiación pública y un gabinete para desempeñar sus responsabilidades. El jefe de la dinastía percibe el mismo sueldo que el presidente republicano del país, y tiene derecho a usar el Palacio Real de Krusevac, en Podgorica, como residencia oficial para mantener encuentros con dignatarios extranjeros o recibir en audiencia a delegaciones de todo tipo. La norma que aprobó el Parlamento le atribuye algunas funciones ceremoniales y le reconoce como heredero de la tradición histórica. Además, el príncipe ejerce cierta labor diplomática en el extranjero, sobre todo en otras monarquías.

La primera vez que asumió este 'rol' fue en noviembre de 2012, poco después de aprobarse la citada ley, cuando Nicolás representó a Montenegro en los funerales del archiduque Otto de Habsburgo.

LINK ORIGINAL: EL MUNDO - http://goo.gl/RWypl9

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