El rey Miguel, flanqueado por la princesa heredera, Margarita, y el príncipe Radu, saluda desde el palco de la Ópera de Bucarest, en su 90 cumpleaños
01/08/2016 03:06
Se cumple este 2016 el 150º aniversario de la dinastía real de Rumanía y, con ello, de la fundación del Estado moderno rumano. Una efemérides cargada de simbolismo que sólo se ha visto ensombrecida por las malas noticias sobre la salud del rey Miguel, de 94 años, retirado por completo de la vida pública desde que hace meses se conoció que padece cáncer. Es un caso 'sui generis' el de este país de la Europa Central. Se trata de una República democrática, desde la caída del comunismo en 1989. En la retina de muchos permanece como una imagen icónica la detención del dictador Ceaucescu y de su mujer Elena cuando trataban de huir en helicóptero tras el estallido de la revolución.
El Parlamento debe aprobar la norma que regulará las actividades reales
Poco tiempo después, en pleno proceso de reconciliación nacional, las nuevas autoridades republicanas permitieron el regreso al país de su último monarca, Miguel de Hohenzollern, exiliado poco después de la Segunda Guerra Mundial. Y no sólo eso. Le restituyeron su título de rey, le devolvieron muchas de las propiedades de la familia real confiscadas por los comunistas y favorecieron la participación de la Corona en la vida pública, con un relevante papel en los últimos años en asuntos sobre todo de carácter ceremonial y cultural.Pero la clase política rumana está decidida a dar un paso más y desde hace semanas se discute el borrador que ya ha presentado el Gobierno para regular la situación de la Casa Real como "persona jurídica de utilidad pública, independiente y apolítica, comprometida con la preservación de las tradiciones y valores del Estado y con la promoción y el desarrollo de Rumanía". Lo que de momento es un borrador habrá de convertirse en ley si así lo aprueba el Parlamento, cosa que se da por hecha ya que el consenso entre los partidos políticos es generalizado sobre esta cuestión.Puede parecer llamativo lo de convertir a la Corona en una de las instituciones de la República, si bien es algo que ya se ha hecho en otros países europeos como Montenegro y está muy extendido en toda África.
El jefe de la dinastía percibirá una asignación similar a la de ex jefes de Estado
A nadie se le escapa que el asunto ha cobrado urgencia por el agravamiento de salud del rey, ya que no estaba claro qué papel seguiría desempeñando a su muerte la dinastía. De hecho, la propia princesa heredera, Margarita, actual custodia de la Corona, se está encargando junto a su esposo, Radu, de discutir y negociar todos los aspectos de la futura ley de la Casa Real con los principales dirigentes políticos del país. Por lo que ya ha trascendido, esa norma garantizará en primer lugar la financiación de la Corona. Su titular percibirá una asignación equivalente a la de los ex jefes de Estado, los mismos honorarios que percibe el rey. La Casa contará para ejercer sus funciones con un aparato burocrático de 20 empleados y el Estado cederá durante 99 años el Palacio Elisabeta al jefe de la dinastía. Este coqueto edificio de Bucarest es en la actualidad residencia oficial del monarca, aunque son la princesa Margarita y el príncipe Radu quienes viven en él. El Senado aprobó en 2001 que su uso sería vitalicio del rey. Si ahora se aprueba la ley, sus sucesores tendrán garantizado poder seguir usándolo como residencia oficial. En otro orden de cosas, la ley, que reconoce el importante papel desempeñado por los miembros de la familia real en la sociedad rumana actual, dará soporte legal a las actividades tanto dentro como fuera del país de sus miembros, en algunos casos incluso en representación del Estado.
Carácter simbólico
Todas las funciones que se le atribuyen a la dinastía son de carácter simbólico, pero no se oculta tampoco que muchos actos van más allá. En su día, por ejemplo, el rey Miguel realizó una importante gira diplomática aprovechando sus buenos contactos con muchos jefes de Estado europeos para favorecer el ingreso de Rumanía en la UE. O ya recientemente algunas actividades de los miembros de la familia real buscan promover la actividad económica, como en el último viaje del príncipe Radu con una delegación de empresarios de Transilvania a la vecina Moldavia. Y ya se prepara una misión similar en otoño a Alemania.La ley contempla el control por el Parlamento de las actividades y financiación de la Casa Real, cuyo titular o jefe deberá comparecer una vez al año ante los diputados.Pero no todo el mundo está de acuerdo con la iniciativa. Curiosamente, son algunos sectores monárquicos los que más se oponen, porque creen que es una estratagema de la República para enterrar definitivamente la posibilidad de que haya un referéndum sobre la monarquía. Con el rey Miguel con una popularidad mayor que la de cualquiera de los políticos, muchos rumanos sueñan con la restitución del Trono, no sólo parcial.
LINK ORIGIANAL: EL MUNDO - http://goo.gl/RWypl9
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